martes, 28 de julio de 2009

Pertenencia y resposabilidad ciudadana

La ASOCIACIÓN “NUESTRA MEMORIA” es una entidad sin fines de lucro, cuyo objetivo principal es el fortalecimiento de la identidad local y regional, rescatando y divulgando los hechos históricos, usos y costumbres que fueron entretejiendo la comunidad paranaense y entrerriana,.
Se considera que la preservación y revalorización de nuestra memoria colectiva contribuye a fortalecer el sentido de pertenencia y responsabilidad ciudadana.

Panadería del Pueblo

PARANA CUNA DE LA COOPERACION EN LA CONFEDERACION ARGENTINA

PANADERIA DEL PUEBLO-
-1858-
PRIMERA EMPRESA COOPERATIVA DEL PAIS

Ricardo Cesar Bazan
Tec. Sup. en Cooperativismo.
Periodista- Investigador.

En Paraná hace 150 años abría sus puertas la primera empresa cooperativa del país, la Panadería del Pueblo, sobre la misma el historiador entrerriano el Dr. Cesar Blas Pérez Colman en su libro Paraná 1810-1860 cita que en la ciudad de Paraná, en el año 1858 comenzó a funcionar una panadería cooperativa , que contaba con numerosos asociados.
Durante la investigación que realizamos en los archivos del Dr. Oscar Ricardo Tavani Pérez Colman encontramos que dicha panadería se llamo Asociación Panadería del Pueblo, el periodista Daniel Tirso Fiorotto deduce que esta empresa fue fundada en 1855 dado que un aviso publicado en el periódico El Nacional Argentino en 1858 dice lo siguiente:
Teniendo en cuenta estos datos (2 º trimestre del 4º periodo administrativo) la fundación de esta empresa fue en 1855, sostiene Fiorotto.
En la búsqueda que llevamos a cabo en la Hemeroteca del Congreso de la Nación hallamos que la cooperativa se reunía en el Club Socialista, el Club se hallaba ubicado en calle Urquiza, dicho sitio se encontraba en lo que hoy es el predio que ocupa el Banco Credicoop y la Cooperativa Institucional.
En el trabajo de investigación hemos encontrado un edificio que por comentarios de su actual residente (los datos fueron trasmitido en forma oral hace muchos años por una persona de 90 años que vivió en la zona) el mismo podría ser de la época de la Panadería Del Pueblo, hemos visualizado sus hornos (dos) que están en el subsuelo y lo que fue la parte de la caballeriza que se le daba el pasto a los caballos, también se encuentra un orificio por donde se ponía la leña.


Cuando se fundo la cooperativa (1855) presidía entonces la Confederación Argentina, con Capital en Paraná, el general Justo José de Urquiza. Hacia solo dos años que se había jurado la constitución nacional.

El sistema cooperativo enamora

Medio siglo antes que las anotaciones convencionales ya se desarrollaban aquí agrupaciones solidarias.



Después de mucho andar, el cordobés Ricardo Bazán llegó a la conclusión de que el cooperativismo argentino tiene su cuna en Paraná.

La cuna de miel y pan no podría ser más noble y llena de vida.
Las indagaciones le fueron marcando el camino y el corolario resultó natural. Llegado a un punto, Bazán gritó algo así como ¡Eureka!

Era lógico. Afirmar que en Paraná está la cuna de un movimiento asociativo que (si se multiplicara) podría constituir una verdadera revolución pacífica en la economía, en la sociedad; y advertir que esa condición fue ignorada por décadas, era todo un descubrimiento y un desafío a la vez.

Pero la clase dirigente escuchó como quien oye llover, y por ahí anda el estudioso, solo y empecinado, desgastándose en la impotencia.

Fechas, nombres, circunstancias, documentos: el aporte es sólido y todavía no encontró quién lo contradiga. Y si bien se trata de toda una riqueza cultural, un tesoro que los entrerrianos podríamos lustrar porque nos está devolviendo aquí y ahora una bella identidad, una raigambre para alimentar el orgullo, estos capítulos siguen siendo ignorados, qué llamativo, en el mundo institucional.

A quién le importa, claro, que ese pesado y amorfo “mundo institucional” mire estas cosas con la desidia de costumbre. Sin embargo, esa desidia se traduce en un freno para que el universo cooperativo sea comprendido en su dimensión trascendente, apreciado por la comunidad como sistema en sí y más aún por su desarrollo en este territorio, con modos propios.

Cooperativa, un mandato
Si se sostiene esta hipótesis de que en Paraná está la cuna del cooperativismo argentino o algo así, la comunidad verá que ese modelo es casi un mandato para las generaciones actuales y las que vienen, y entonces los gobernantes estarán ante un verdadero problema. Hacer la vista gorda les facilita conservar lo que hay, abrir los ojos los obliga a aceitar los cambios.

Baste decir que después de varios lustros en que la Constitución y las leyes mandan fomentar el cooperativismo y enseñarlo en forma teórica y práctica en todos los órdenes de la educación, los sucesivos gobiernos (mejor entendidos con el individualismo y la sociedad anónima) se encaprichan en incumplir la ley y postergar el cooperativismo. En algunos casos, cierta costumbre de ahorcar y luego subsidiar, mella la libertad que es tan propia del sistema cooperativo y de la democracia, y silencia a los cooperativistas.

Así actúan muchos dirigentes, ayudados, claro, por la ignorancia general sobre la fuerte identidad cooperativa de la historia regional.

Lo cierto es que en Entre Ríos conmueve la reunión de muchos de sus habitantes en agrupaciones solidarias. Y conmueven los orígenes mismos de esa marcada tendencia al asociativismo, esa actitud proclive a la cooperativa que en general –vale insistir- los gobiernos no han sabido/querido capitalizar e impulsar a fondo.

Hubo quienes estudiaron este fenómeno y dejaron testimonios harto valiosos para que las raíces del cooperativismo no se perdieran.

Hoy parece justo subrayar, entre los motores actuales del cooperativismo, la vocación de Ricardo Bazán, y su entusiasmo permanente por la búsqueda y el conocimiento y la difusión de las organizaciones cooperativas en el país y particularmente en esta provincia pionera.

Como tantos, Bazán valora lo de Rochdale en adelante, para la economía del mundo (en 1844 se crea en Rochdale, Inglaterra, la cooperativa de consumo Sociedad Equitativa de Pioneros de Rochadale). Pero agrega que el cooperativismo ya cumplió 150 años en Entre Ríos, es decir: fue experimentado apenas una década después de Rochdale.

Eso sin menospreciar el valor de ese puntal del cooperativismo panzaverde, Lucienville, nacida en 1900 (como La Agrícola Israelita) por la actitud solidaria de ayuda mutua entre colonos judíos, con epicentro en Basavilbaso y sus colonias aledañas. (En estos días, en que escuchamos o leemos expresiones tan poco felices, llamando a no comprar a comerciantes judíos con motivo del conflicto bélico en el cercano oriente, aquella proeza más que centenaria recupera su lustre y subraya la entrerrianía de la colonización de los Gerchunoff, de los Eichelbaum, mucho más honda que cualquier conflicto bélico).

Decir, claro, que nuestra Basso es la cuna del cooperativismo agropecuario, considerando incluso que esa hermana mayor de las cooperativas sobrevivió a mil y una crisis y sigue prestando servicios, no desmiente que antes de esa experiencia hubo otras con mayor o menor éxito en su tiempo y luego desaparecieron.

Si no conviene no existe
También vale advertir que si bien hay un legado innegable de Europa no puede descuidarse el espíritu solidario de los pueblos americanos, tan lejos del capitalismo individualista que implantó el conquistador. El mandato se torna, pues, doble. Y entonces se comprende mejor por qué la complejidad del cooperativismo en nuestros orígenes sigue siendo velada, menospreciada: hiere los ojos el abismo entre aquel modelo y el sistema construido, aunque las estructuras de hoy acepten la permanencia de muchas expresiones asociativas (casi siempre estranguladas) .

Las entidades cooperativas quizá estén en deuda con las recopilaciones de este buscador incansable, cuyo compromiso con el movimiento cooperativo lo lleva a veces, por decirlo de algún modo, a grados de paranoia porque no está a gusto en el sistema actual y está convencido, como otros, de que el modelo cooperativo es una alternativa tan magnífica como resistida. (Daría para otro capítulo enumerar las críticas que Bazán suele hacer –fuera de registro– a las estructuras, incluso a ciertas agrupaciones llamadas cooperativas sólo por conveniencia del poder, pero ésta no es la finalidad de esta nota).

Los datos aportados valen por sí mismos, y valen más por ese ninguneo que el empeño investigador ha sufrido de parte de tantos “popes” del cooperativismo. Por supuesto que este ninguneo no le ha impedido divulgar su obra, porque se las ingenia para colaborar en revistas y medios radiales, muchas veces a cambio de un “gracias” y poco más.

En UNO hemos publicado más de una vez algunas perlitas del cooperativismo, aportadas por este cordobés aquerenciado, novio fiel del sistema que hicieron famoso los tejedores de Rochdale, pero aquí sintetizaremos algunas de sus entregas más recientes.
Entre los muchos datos ofrecidos en esa recopilación todavía un tanto dispersa se encuentran historias notables sobre La Panadería del Pueblo y el Colmenar, pan y miel, ambos emprendimientos bien paranaenses de los tiempos de la Confederación con capital en Paraná y poco después, hace siglo y medio.

Raíces del porvenir
También se leen valoraciones sobre la Cooperativa de Alumbrado a Gas con más de 120 años, la sociedad La Clerical, la Cooperativa de Consumo 1ro. de Mayo; la Caja de Créditos Cooperativos y los bancos, la Cooperativa Eléctrica, todas de la capital entrerriana, y hasta las más recientes Cooperativa de Provisión de Carniceros, Cooperativa Tambera Paraná y Coceramic, por nombrar algunas.

Demás está recordar que hoy mismo y como fruto de aquellos esfuerzos pioneros, entre las empresas más importantes, de mayor facturación e incidencia social, se encuentran cooperativas de múltiples servicios como las de Concordia o Crespo, y decenas de emprendimientos vinculados a la producción del campo, el agua potable, la electricidad, el consumo, los servicios.

En recuadros aparte sintetizaremos algunos fragmentos de aportes de Bazán. Al rescate de fechas, nombres, decisiones, se suman testimonios de viejos cooperativistas que a un improvisado pueden parecerle de escasa relevancia, pero en conjunto echan luz sobre el universo de las cooperativas y las mutuales. Todo con la esperanza del autor, no tenemos dudas, de que son apenas raíces, fibrosas raíces vivas de lo que vendrá.

De El Hogar Obrero a las experiencias locales
Los aportes de Bazán están sostenidos en muchos casos en obras de Ofelia Sors, David Merener, César Blas Pérez Colman, Oscar Ricardo Tavani Pérez Colman y numerosos aportes vinculadas en forma específica al cooperativismo.

Esto además de sus entrevistas personales y sus búsquedas en diarios antiguos, archivos oficiales y privados de distintas localidades, álbumes familiares, revistas partidarias y estatutos de las propias cooperativas.

Entre sus entrevistados locales pueden mencionarse a Herminio Ludi, Eduardo Altman, Elio Leyes, Raúl Alcain, Alberto Ferreira Casco, dirigentes de cooperativas actuales, que en conjunto le ofrecieron un panorama detallado de la ubicación y las fechas de los distintos emprendimientos cooperativos.

Las historias de la cooperativa Mondragón, en España, y de la cooperativa El Hogar Obrero fundada por Juan B. Justo motivan particularmente a Bazán, y le sirven para comparar esos procesos con el de las cooperativas regionales. Su formación en el cooperativismo le ha permitido también una visión crítica sobre el desenvolvimiento de los modelos actuales no sólo en la argentina.

Una reunión de sus aportes aislados, a veces con datos sueltos y en otros casos con una ubicación en tiempo y espacio, podría ser de gran utilidad si el autor se diera tiempo, para el caso de que el cooperativismo comenzara a ocupar el lugar que la historia le ha marcado en esta provincia.

Cooperativa de Provisión de Carniceros
Entre los emprendimientos asociativos importantes del último medio siglo sobresale la Cooperativa de Provisión de Carniceros de Paraná Limitada.

El vecino Jaime Frenkel brindó los siguientes datos, siendo presidente de la cooperativa, para la tarea de recopilación y los archivos de Bazán.

“La Cooperativa de Carniceros fue fundada en el año 1958, si bien hubo intentos anteriores de formar una institución similar estos no prosperaron. Se concreta a partir de la solidez del Centro de Carniceros Minoristas de Paraná para hacer frente al mal abastecimiento de carne que estaba monopolizado por la Municipalidad de Paraná como ‘único abastecedor’”.

“Sus inicios se hacen como usuario del frigorífico municipal para atender a sus asociados. Primero con transporte municipal para el reparto, y al poco tiempo se compran dos camiones Bedford cero kilómetros, se los transforma en térmicos para el reparto siendo un gran salto para la cooperativa. Simultáneamente se compra un camión Mercedes Benz para el transporte de ganado en pie, que era todo una novedad para el año 1962. Se mandan a construir dos cargadores de ganado en zonas de influencia para las compras, uno en La Picada y otro en la zona de Aldea Brasilera pues los campos no contaban con estas herramientas. Las compras en la zona de Victoria que eran muy importantes venían por arreo (4 días) y de algunas localidades se traían en tren”.

“La primera sede administrativa estuvo en la casa del Directivo Benjamín Selman y el primer empleado fue un joven de apellido Maravankin. La gerencia la ejerció Don Ventura Ríos y como comprador de hacienda Don Leonidas Del Castillo, ambos carniceros fundadores. Posteriormente la entidad se traslada a la calle Alem Nro. 23. De ahí a calle Misiones y actualmente en Avda. Ramírez 2883”.

“En la faz de su desarrollo económico la empresa tuvo grandes altibajos por razones ajenas a la cooperativa, no obstante se creció en camiones de transportes y se adquirió un campo para depósito de hacienda. En la faz industrial en el año 1976 se comenzó a pensar en una planta frigorífica y luego de muchas alternativas se logra la autorización para realizar la misma en el lugar que hoy se encuentra”.


Gusanos de seda y abejas en el centro
Las nuevas recopilaciones también traen a la memoria un emprendimiento notable de dos hermanos franceses con colmenas y gusanos de seda, en el predio que hoy ocupa el Colegio Nacional de Paraná.

Bazán toma citas de Pérez Colman: “En 1861, los naturalistas franceses Maximiliano y Oscar Durand Savoyat fundaron en Paraná una empresa de carácter cooperativo, para explotar la apicultura en forma científica y en gran escala”.

“Al efecto, los señores Savoyat ocuparon la antigua quinta edificada por el coronel Alfredo Du Graty que luego fuera del general Lucio V. Mansilla, ubicada en los terrenos situados al Norte de la iglesia San Miguel. Desde entonces y por muchos años, el sitio aludido se denominaba en Paraná El Colmenar, en recuerdo del establecimiento fundado en 1861”.

“Los Durand Savoyat iniciaron sus trabajos con cuarenta colmenas de buena clase, y al mismo tiempo organizaron una cooperativa popular. Cada suscriptor adquiría una o dos colmenas, que los Durand Savoyat cuidaban, repartiéndose luego los beneficios por partes iguales. Según los prospectos, cada colmena debía producir un termino medio de un quintal de miel y cera por año, más diez enjambres”.

“Estos se recogerían y pasarían a ser explotados en las mismas condiciones antedichas. La sociedad daría comienzo el 1° de enero de 1865 y su duración sería de tres años”.
El 1º de enero se cumplieron pues 144 años de aquellas experiencias. Bazán señala que en los archivos del doctor Oscar R. Tavani Pérez Colman encontró publicaciones que documentan esos inicios.

Por ejemplo, se lee en el diario local: “Jueves 8 de Diciembre de 1864, bajo el título Nueva Industria: “Se nos asegura que la quinta que fue del S. Du Graty, ha sido alquilada por unos súbditos franceses para establecer colmenares, y la cría del gusano de seda en mayor escala. No hay que dudar del éxito de la primera industria. En cuanto a la segunda, los ensayos hechos por el Sr. Bernard, no pudieron ser mejores. La muerte de ese activo é inteligente industrial, nos privó indudablemente de que ya conociésemos entre nosotros los beneficios de tan importante ramo de comercio. Con conocimiento de los ensayos del Sr. Bernard, auguramos a los nuevos especuladores un feliz resultado; y á fe que lo deseamos de veras”.


Daniel Tirso Fiorotto

lunes, 27 de julio de 2009

Nuestra Memoria Recordó el 25 de Junio

El 25 de junio hará la Asociación Nuestra Memoria, conmemoró un nuevo aniversario de la de declaración de Villa a la Ciudad de Paraná. El acto se desarrolló en la confitería El Timbó, en el Hotel Alvear ubicado en peatonal San Martín.
Dentro del programa se destacó la entrega de diplomas recordatorios a los fundadores de la asociación. Seguidamente y lunch de por medio hubo cuadros artisticos entre los que se destaron el recitador Hugo González “El Teyu” y una pareja de bailes ciudadanos.
Otra actividad muy interesante se dio con la exposición en plena peatonal de la muestra Los Paneles de la Confederación obra de la arquitecta Laura Vazquez
La nota de color se dio con los postres, pastelitos criollos.
Ese fue otro hecho destacable de ésta entidad que no tiene fines de lucro ni distingos, y cuyo objetivo de rescatar distintos valores históricos acontecidos en Entre Ríos y principalmente en nuestra ciudad.

Nuestra Memoria Recibidos por Solanas

El pasado 27 de febrero en el Salón Blanco del Palacio Municipal fueron recibidos por el Intendente Julio Solanas, los miembros de la Asociación Nuestra Memoria, acto en el que participaron, la Senadora Graciela Bar, quien hasta el pasado año se encontraba como presidenta de la Biblioteca del Congreso de la Nación, el Presidente del Consejo Municipal Juan C. Albornoz, la concejal Rosa Streitemberger, el Secretario de Cultura Municipal Arq. Gerardo Dayub y la Secretaria de Justicia Social Diana Olivera.
En esa circunstancia la Senadora Bar hizo entrega a la Asociación de diversos libros, relacionados todos con temas de la Confederación Argentina y que dejó en guarda en el Museo de la Ciudad, lugar físico donde actualmente se llevan a cabo las reuniones.
La oportunidad que le permitió al intendente además de interiorizarse acerca del funcionamiento de la asociación, la que no tiene fines de lucro ni distingos, augurarles éxito en la tarea cultural en que se han encomendado.
Al término de la reunión el Arq. Dayub hizo mención que desde la Municipalidad destinaran una partida definida para acomodar un sector del Museo de la Ciudad para que éste cuente con un gabinete de historia que esté al servicio de la Asociación Nuestra Memoria, para que desde allí pueda participar a la sociedad toda, ya que entre los objetivos además de la investigación, tienen el de dar a conocer nuestra identidad a través de programas tanto formales como no formales y que esté al alcance de todos.-

TRAS EL RESCATE DE LA IDENTIDAD

Esta asociación estuvo decidida en el segundo semestre del año 2005 luego de una experiencia muy exitosa como fue rescatar la figura de don Santos Domínguez y Bengúria.
Cumplimentada esa primera iniciativa y satisfechos por ese logro cultural, sus integrantes decidieron retomar las actividades con nuevos desafíos.
Así surgió como nuevo tema, hacer visible una parte de la historia de nuestra ciudad que no está en los manuales.
El interés en esta oportunidad es conocer a Paraná como capital de la Confederación Argentina que gobernó el país en sus tres funciones. Rescatar, hacer conocer y, así sentirnos orgullosos de que nuestra ciudad haya sido elegida como sede el gobierno nacional.

Para ese objetivo, en primeras instancias sus integrantes han mantenido contactos con los distintos niveles gubernamentales, a efectos de interiorizarlos e interesarlos en estas cuestiones de identidad y memoria.

En primer lugar fueron recibidos por el Intendente de Paraná, don Julio Solanas, a quien le expusieron los objetivos de la asociación relacionados con el rescate de la memoria histórica, especialmente del patrimonio documental del período en que Paraná fue Capital de la Confederación Argentina.
Eso llevó a que posteriormente mediante una nota se le presente al Presidente Municipal las acciones que pretende concretar la asociación, sobre todo lo relacionado con el mes de agosto del corriente cuando se cumplan los 180 años de la elevación a la categoría de ciudad.

Consustanciado con la iniciativa de la asociación, el mandatario comunal los interpuso con inmediatez una comunicación con la Senadora Graciela Bar, quien estaba como presidenta de la Comisión Administradora de la Biblioteca del Congreso Nacional.
Y lo interesante es que esa repartición del Congreso Nacional cuenta con un equipo de microfilmación y, con el que se podrían microfilmar los documentos que se encuentra en el Archivo Histórico de la Nación, sobre todo el período en que Paraná fue sede de la Capital de la Confederación.

En otra de las instancias, la propuesta le fue presentada al Secretario de Cultura de la Provincia, Roberto Romani, quien se mostró complacido con surgimientos de este tipo de estudios que no tienen otro propósito que el de saber quienes fuimos, que tuvimos y quienes somos. Y la sugerencia del funcionario fue en buscar el apoyo del Consejo Federal de Inversiones (CFI). Allí la atención estuvo de manifiesto a través de Alfredo Ibarrola, representante del mencionado organismo nacional, quien además de interesarse por el tema mencionó la posibilidad de contar con soportes económicos y financieros para coadyuvar en el designio de destacar a Paraná en la categoría histórica de Capital de la Confederación.
Objetivos

Creada la asociación, ahora es contar con la personería jurídica, aun en trámite.

Viajar a Buenos Aires para visitar e investigar en el Archivo General de la Nación y entrevistar a la historiadora Beatriz Bosch.

Rescatar mediante microfilmación la documentación existente de la Confederación en el Archivo General de la Nación .

Proteger, defender, conservar y difundir el archivo, mediante la confección de inventario, hecho que permitirá mostrarlo tanto en Paraná como en toda la provincia de Entre Ríos.

De ser necesario se buscaran los medios para transcribir y editar el archivo.

Fortalecer la conciencia sobre el valor del patrimonio documental en que se sustenta la memoria histórica, como también los proyectos de desarrollo de nuestra sociedad. Para esa consecuencia se buscaran las pertinentes alternativas que ofrecen los medios de comunicación social, ya sea a través de micros para radio o televisión o, piezas gráficas.

Solicitar a las autoridades de los distintos estamentos políticos el apoyo necesario del tema mediante la declaración de interés municipal y/o provincial según corresponda.

Crear un espacio en la ciudad, mas precisamente en la Plaza de la Confederación, a fin de educar visualmente, con las características de la educación no formal, los alcances que tuvo la Confederación, a través de mapas, escudos de las provincias que la conformaron y todo lo que de interés se pueda incluir para que sea mas conocido e identificado.

Recreación virtual del Senado, Cámara de Diputados y Casa de Gobierno, a través de escritos, crónicas y fotografías.

Incorporar en los programas de educación, un enfoque especial de la Confederación.

Solicitar a la Comisión de Nomenclaturas y al Honorable Consejo Deliberante la colocación de dos fechas a calles de la ciudad de Paraná, a saber:
26 de agosto de 1826, por la elevación al rango de ciudad y,
24 de marzo de 1854 por la declaración de Capital de la Confederación Argentina.






Protocolo Inmediatos de Trabajos de la Asociación Nuestra Memoria


Hacer declarar de interés municipal los objetivos de la Asociación sobre todo los que tendrán centralidad en el mes de agosto de 2006, mes del aniversario.

Dar nombre a una calle de Paraná, que instituya la fecha 26 de agosto de 1826.

Dar el nombre de: Paraná, Capital de la Confederación Argentina al Acceso Norte.

Parquizar el Acceso Norte, colocar estelas escultóricas y nominarlo Paseo o Parque Confederado.

Colocar referentes o mojones confederados en toda la ciudad, ellos pueden ser estelas, obeliscos, pirámides, murales o cerámicos.

Exposición de postales.

Acto de entrega del microfilmado, a las distintas autoridades. El que debería ser en el Colegio del Huerto.-